San Pedro cobija una playa de 400.000 años y una duna de 300.000

«Sería ideal que contase con algún tipo de protección», asegura el catedrático de Geología Vidal Romaní

Autor:

R. Ventureira

Fecha de publicación:

20/5/2008

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«Vale más esto que cualquier monumento», sentencia el catedrático refiriéndose a la duna y a la playa fósil de Penaboa, al pie del monte de San Pedro. Ahora las vemos en la edad madura , ¿pero cómo eran en sus tiempos de esplendor?

Lo que se ve en la actualidad de la playa son unos 20 metros de largo y un espesor entre 50 centímetros y metro y medio. Está situada «sobre una plataforma de roca que enrasa con las islas de San Pedro». Su composición, ayer y hoy, es a base de «bloques rodados de granito y cuarzo», explica el catedrático Juan Ramón Vidal Romaní.

¿Cómo era hace 400.000 años? Se extendía «hasta más allá de O Portiño». Y el aspecto que tenía era muy similar al de las playas de bloques que aún podemos ver en la Costa da Morte: «Una gran acumulación de bloques se extendería hacia el mar unos diez metros. Después, empezarían rápidamente las aguas profundas. Como lo prueban los cantos rodados que ahora podemos ver en Penaboa, el mar chocaba contra lo que hoy es el paseo marítimo. Por encima de la playa se elevaba el acantilado, casi verticalmente hasta la cima del monte de San Pedro».

Para su edad, el estado de conservación de la playa fósil es excelente, pero no estaría de más una actuación que permita mantenerla así. «Lo ideal sería que contase con algún tipo de protección, pues algún vándalo puede hacer daño en este testimonio de nuestra historia», advierte Vidal Romaní. Recuerda que, periódicamente, los ventanales que protegen las dunas son destrozados a golpes.

Nadie que no sea un experto apreciaría que lo que hay debajo de las dos cristaleras es arena: «A simple vista puede parecer tierra, pero, si se mira al microscopio, se pueden ver los granos redondeados de una duna de hace 300.000 años». Se trata de una «duna trepadora» que hoy tiene entre 200 y 300 metros de largo y que ha perdurado «por casualidad». «El clima frío que caracterizaba aquella época produjo muchos deslizamientos en las laderas de San Pedro. Uno de ellos recubrió la duna, y por eso se ha conservado hasta nuestros días». Estos depósitos continúan «hasta la parte superior del monte de San Pedro», pero los que están enmarcados son dos pequeños tramos situados al borde del paso peatonal.

En el pasado debieron de cubrir todos los relieves desde la playa de la refinería hasta el ascensor del monte de San Pedro. «De hecho, cuando estaban haciendo las obras de la depuradora de aguas de Coruña al sur del Portiño aun se veían restos de la duna. Y en la península de Punta Langosteira también hay muchos restos de dunas, aunque en gran parte han sido destruidos por las obras del puerto exterior».

Corrección de los paneles

Cuando se construyó este tramo del paseo marítimo, el director del Instituto Universitario de Xeoloxía advirtió de que en el trazado había «unos sedimentos de gran valor científico». Demarcación de Costas y el Ayuntamiento modificaron el proyecto para evitar la destrucción de las dunas y la playa fósil de Penaboa. Además, habilitaron los citados ventanales para que, aunque crezca la vegetación, se puedan ver siempre las dunas. Sin embargo, la explicación que se lee en los paneles «contiene algunos datos inexactos, sobre todo los que se refieren a la edad de los sedimentos», lamenta Vidal Romaní. Pidió que se corrigiesen hace años, pero hoy día siguen malinformando.